martes, 13 de diciembre de 2011

LA NUEVA OCUPACIÓN: RENOVAR AL MOVIMIENTO

Carteles durante la última ocupación en Tijuana. 4/12/11


El movimiento de ocupas e indignad@s en todo el mundo toma un nuevo rumbo, está en la encrucijada de volver a la misma circunstancia, o crear alternativas para renovarse. La situación exige trazar nuevas estrategias, ajustarse a las complicaciones en vez de que ellas se ajusten en la voluntad de uno, ¿acaso las demostraciones pacíficas por todo el mundo no se ajustaron a la problemática de su contexto? Seguramente en cada ciudad donde hubo personas que formaron parte del movimiento y fueron reprimidas, por ejemplo aquellos que vieron la “sutileza” del estado policiaco con gases lacrimógenos, granadas, toletes, golpes, encarcelamiento, o aquéllos otros que los marcó su lado brutal al mostrar su verdadera cara coercitiva; en cada ciudad donde hubo personas coreando consignas, pintando carteles, haciendo mantas, dando información, colaborando, dialogando, conviviendo, aportando, quizá todas ahora se pregunten lo mismo ¿acaso ha terminado el movimiento?  Pregunta válida sin duda, el movimiento ha dejado de ser el fenómeno mediático y ahora es un momento de transición crucial, volver a ocupar es esperar la cada vez mayor represión por un Estado que sabe cómo hacerlo y lo hará si afecta sus intereses. Por todas partes hemos sido testigos cómo gobiernos elegidos por las propias personas en lugar de crear soluciones a exigencias legítimas, más bien buscan erradicarlas con su aparato represor, el problema no sería la democracia en sí, si no su constante traición y corrupción, su manipulación a beneficio de muy pocos; no conviene a los intereses financieros las concentraciones de gente que desafíen sus estructuras injustas, todas ellas basadas en lo más corrupto de la desigualdad, una desigualdad no tanto económica sino humana, en lo más básico, en lo que por derecho universal le corresponde a cada ser humano, una vida digna, en un mundo construido para ti y no contra ti.

La pregunta si el movimiento acaba o no solo pueden contestarla quienes a pesar de los obstáculos o dificultades, han seguido y siguen colaborando de manera activa. Resulta asombroso ver cómo tantas personas se reunieron un día bajo la consigna de la dignidad o la ocupación para manifestar el nuevo mundo que imaginan. Tantos lugares que hicieron eco al llamado, tantas personas que se reunieron a platicar, a preparar por primera vez una Asamblea, o a levantar por primera vez cartel, toda la gente que se manifestó en las calles, desafió a la policía, a su trabajo, a la escuela, compartió información, colaboró de la manera que pudo, todas esas personas que contribuyeron, saben muy dentro de ellas que sí es posible crear nuevas condiciones de vida, sí se logran cambios a través de la organización y participación de la gente, sí es posible porque implícitamente lo saben, hay una certeza de sentimiento que motiva a seguir, experimentar ese nuevo mundo a través de las ocupaciones ha sido tan solo una prueba de lo que se puede construir. En cada ciudad ha sido diferente esta experiencia, aun más en todas las ciudades que mantienen su ocupación y continúan generando ideas, propuestas, buscando la manera de cómo llevarlas a cabo, cómo continuar el movimiento de mentalidad.

Las ocupaciones físicas han sido un éxito pero no se debe detener ahí el movimiento. Ahora que las circunstancias son diferentes lo preciso es renovarse, posibilitar alternativas de acuerdo a su contexto, no aferrarse a ninguna plaza ni parque ni campamento, porque de alguna manera u otra, la presencia de las ocupaciones ha fundando un valioso espacio hecho por las personas para las personas, siempre estará ahí, jamás volverá a ser el mismo porque sirvió como base para lograr mover la conciencia colectiva y dirigirla hacia pensamientos como la libertad, la justicia, la igualdad[1], y no solo pensarlo sino crearlo a través de la participación, esta redirección, este acto de reconocimiento de los valores primordiales que nos constituyen, es uno de los grandes aportes del movimiento de ocupas e indignad@s al mundo.

Ojalá que las personas que continúen en las actuales ocupaciones las mantengan todo lo que puedan, emitan propuestas, establezcan enlaces, realicen acciones conjuntas y sumen apoyo. En cuanto a los campamentos que fueron removidos por la policía, la propuesta es que continúen la evolución del movimiento, busquen renovarse, la voluntad de participación debe ser aprovechada para construir, sin duda valorar el espacio donde estuvo el campamento, esa siempre será la plaza de Asambleas, volver a ella todas las veces que gusten, realizar eventos, impartir talleres, charlas, grupos de estudio, asesorías, brindar ayuda de todo tipo, estas acciones han aportado a cambiar la noción de que la ayuda solo se hace con dinero.

Una propuesta final para quienes continúan colaborando con o sin campamento, es que vayan a todas partes, circulen las ideas, realicen actos simbólicos afuera de las transnacionales, bancos u oficinas de gobierno, funcionen bajo el formato de ocupa móvil, el reto del movimiento es crear redes humanas, por eso es importante ir a comunidades alejadas del centro, fomentar actividades y diversificar sus opciones, convocar a eventos y volver a las plazas, a las calles, continuar distribuyendo información, concientizando, facilitando plataformas para colaborar, y convocando a las personas para que vuelvan al campamento o el lugar donde estuvo, los espacios siempre permanecerán ocupados, serán las primeras plazas donde se llevaron a cabo asambleas verdaderamente plurales y representativas. Si es verdad que el movimiento dice representar al 99% de las personas, no solo hay que manifestarlo sino creerlo, ir  en busca de  él, trabajar a su lado. La labor hecha hasta ahora es muy valiosa, que no decaiga esa voluntad porque es justo lo que piden gobiernos y aparatos financieros. Las tareas son bastantes, pero en cada acción que realicemos en beneficio propio y de los semejantes, ocurre esa reivindicación de la dignidad humana por la que tanto vale seguir, por todas aquellas semillas y frutos que han germinado hasta hoy.   



[1] Idea de un activista de Ocuppy Wall Sreet.

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